Hoy han pasado muchas cosas interesantes. Todo empezó cuando fuimos coger el bus al Paseo de Filipinos rumbo a Bujedo.

El viaje fue muy animado y no parábamos de hablar. Llegó un momento en que empezamos a preguntar “¿Cuánto falta?”, “¿Queda mucho?”. Al poco rato paramos en una gasolinera para almorzar y demás; cuando nos íbamos a ir, casi nos dejamos a una compañera allí. Menos mal que el profesor hizo recuento para ver si estábamos todos y se encontró su asiento vacío y se fue rápidamente a buscarla, trayéndola de vuelta al autobús.

Al poco rato tras la parada llegamos a Bujedo donde nos encontramos con muchísimos monitores esperándonos. Nos pusieron en grupos y a cada uno se nos asignó un monitor.

Más tarde estuvimos jugando, ¡qué bien lo pasamos!

Tras el juego vino la comida: macarrones con tomate y albóndigas en salsa, con helado de postre. La comida estaba muy rica. Al comienzo de la comida cantamos una canción muy chula como para bendecir los alimentos.

Después de comer estuvimos jugando a un juego divertidísimo y, mientras jugábamos, nos encontramos con dos hermanos de La Salle que nos contaron cosas sobre el monasterio de Bujedo. Antes de jugar, se nos olvidaba, tuvimos un gran susto porque nos contaron la historia de Bujedo, sus secretos y los tesoros que guardaba.

Tras el juego nos dieron la merienda (bocata de chorizo) y nos dejaron un rato de tiempo libre. Tras este rato subimos a ducharnos, cambiarnos de ropa y coger una sudadera para luego bajar a cenar, puré de calabaza y san jacobos en esta ocasión, y fruta de postre.

Nosotros estuvimos escribiendo esta crónica mientras los compañeros jugaban a la cadena nocturna, pero nos lo hemos pasado muy bien contándoos cómo ha sido nuestro primer día en Bujedo.

La anécdota triste es que varios compañeros de clase tienen fiebre y algunos se han tenido que ir antes a la cama. A ver si mañana están mejor y se lo pueden pasar bien. Hasta mañana.

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